Opinión
Hernán Torres entre miedos y terquedades
Por Jhonny Alexander Lozano Bermúdez - Docente universitario
Nueva presentación mediocre del equipo dirigido por Hernán Torres. Uno adivina al pasar cerca al aeropuerto Perales que la sede San Gabriel está muy bien dotada ¿a qué se congregan cuerpo técnico y jugadores allí? ¿hacen asados? ¿celebran eucaristías? ¿hacen ritos a alguna deidad mitad hombre – mitad ave? No parece que se reunieran a entrenar, a elaborar volumen de juego, a acortar los bloques, a desmarcase a APRENDER A DEFINIR.
La gente acompaña al Deportes Tolima cada vez más por razones que no tienen que ver con el fútbol. “El legado de mis viejos”, “nací en tierra de bundes y cantores”, “soy lechona y tengo aguante” la justificación que sea, pero lo más alejada posible de lo que pasa en cancha porque el equipo parece empeñado en torturar visualmente a sus seguidores.
Anoche en el Hernán Ramírez Villegas Tolima se volvió a mostrar impreciso, largo; con monólogos arrebatados de Sosa y corridas de Caicedo que son más desgaste que peligro.
De nada sirvió el gol en los primeros minutos. Córner rasante, cortina inteligente de Boné y definición debajo del arco de Quiño. Para nada fueron útiles los espacios que el Pereira dejó en su desespero por el empate. *Los contragolpes del Tolima fueron imprecisos y con menos coordinación que coreografía de prescolar.
“Por nada del mundo hay que dejar al equipo solo, pero ojalá que las respuestas a la hinchada empiecen a aparecer en cancha”.
El susto se le notó al entrenador. Nada en el entorno sugiere de manera contundente que la continuidad de Hernán esté en duda, pero sus decisiones anoche mostraron a un hombre aterrado, con miedo de perder lo poco que el partido le había regalado y con angustia de activar su perfil en LinkedIn (LinkedIn es una aplicación para buscar trabajo, esta aclaración la hago por si me lee mi tía Orfi). La defensa se replegó temprano y los cambios extrañísimos de Torres mermaron la posibilidad que por momentos tuvo el equipo de liquidar el partido.
Se viene el choque contra Junior por Sudamericana en el Murillo Toro. De nuevo, hay que apelar a todas las razones, incluso las más rocambolescas para justificar nuestra compañía y aliento.
Por nada del mundo hay que dejar al equipo solo, pero ojalá que las respuestas a la hinchada empiecen a aparecer en cancha. Se está tirando al traste muy temprano el torneo local. La Sudamericana es una ilusión enorme, pero la realidad nos dibuja las esperanzas en tonos borrosos. Agarre el pincel con fuerza, Hernán y componga. Recursos, técnica y colores tiene ¿terquedad y miedo? Le sobran.
