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Las vacunas son seguras
Aunque existen grupos o comunidades de personas antivacunas, desde la Organización Panamericana de la Salud, OPS reafirman que son seguras y pasan por rigurosas evaluaciones que deben ser tenidas en cuenta.
Antes de que se administre una vacuna nueva a las personas, se hacen muchas pruebas de laboratorio. Una vez que se comienza a probar en personas, a veces puede llevar años completar los estudios clínicos y aprobar el uso de la vacuna.
Una vez que se aprueba la vacuna, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), los CDC, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y otras agencias federales monitorean con regularidad su uso e investigan cualquier preocupación potencial relacionada con la seguridad.
Las vacunas pueden provocar efectos secundarios, y muchos papás deben informarse en los centros de vacunación sobre los malestares que puede presentar en algunas personas, que en algunos casos son leves, fuertes, o ninguno.
Recuerde que dentro de esos malestares están: fiebre, cansancio y dolores corporales, así como enrojecimiento, hinchazón y sensibilidad en el lugar de la inyección. Las reacciones leves desaparecen solas en unos pocos días. Es extremadamente raro que se produzcan efectos secundarios graves y de larga duración.
Recuerde que vacunarse o vacunar a uno de los suyos es un acto de amor, porque las vacunas previenen enfermedades infecciosas que antes causaban la muerte o daños irreparables.